Durante los primeros años de vida nuestro cerebro tiene una mejor capacidad para retener información y aprender nuevas cosas. Esto pasa porque la cabeza le da estructura a las distintas uniones entre neuronas, lo que significa que el cerebro de un bebé es mucho más moldeable que el de un adulto, haciendo que los bebés aprenden más rápido otro idioma.
Por eso, cuando los niños están expuestos desde pequeños a dos o más idiomas, adquieren el segundo naturalmente y de manera inconsciente. Varios científicos han comprobado que los bebés antes del primer año tienen la capacidad de distinguir todos los sonidos, lo que también facilita el aprendizaje. Cuando crecemos, literalmente nos cambia el chip y nos cuesta más trabajo porque estamos obligando a nuestro cerebro a cambiar de sonido y de idioma conscientemente al estudiarlo.
Los niños utilizan el área motriz del cerebro que controla las acciones involuntarias, por eso para ellos es más fácil. A partir de que cumplen 11 años, hablar otro idioma se vuelve un poco más difícil.
Cuando tu hijo aprende otro idioma es mucho más fácil que:
- Su cerebro aumente sus conexiones neuronales
- Lo hable y recuerde bien porque a esta edad aún no tiene compromisos que le dificulten tener el tiempo necesario para estudiarlo y enfocarse en él
- Su desarrollo cognitivo (la memoria, la atención, el lenguaje, percepción, la solución de problemas o inteligencia y la planificación) es mejor que el de niños que no estudian otro idioma
- Ayuda a desarrollar habilidades de pensamiento crítico, mente flexible y pensamiento creativo
- Favorece que desarrolle mejores habilidades matemáticas
- Su rendimiento académico en general se ve beneficiado
Pero además, muchos estudios y diversos expertos en el tema del aprendizaje coinciden en que la mejor forma de potenciar lo aprendido es mediante la práctica ya que de esta forma el conocimiento se incorpora a la vida cotidiana como algo útil y no sólo como un concepto que tienen que estudiar porque alguien les obliga a.