Aprender inglés es una necesidad en este tiempo, ya que hacemos parte de una sociedad globalizada en la que ser competitivos es imperativo. Entonces, surgen dudas y preocupaciones entre los padres de los más pequeños sobre la edad ideal para aprender otra lengua.
Especialistas como Penfield, Roberts y Lamendella, aseguran que la mejor edad para aprender un idioma es entre los 5 y los 9 años, ya que existe una plasticidad y flexibilidad en el cerebro de los niños que permite una alta capacidad de imitación, lo que potencia el aprendizaje de los sonidos de una lengua y la memoria para adquirir las diferentes estructuras lingüÃsticas orales.
Según Wilder Penfield, al estimular la escucha y el uso de palabras en un nuevo idioma se producen cambios a nivel de la corteza cerebral que facilitan la posterior adquisición de este; y lo más importante, su uso en forma natural al igual que el idioma materno. Lo anterior indica que un niño que aprende un segundo idioma en la primera infancia y luego no lo practica, al retomarlo en la edad adulta, lo aprenderá fácilmente y sin acento.
“El cerebro del niño tiene una asombrosa capacidad para aprender y asimilar toda clase de conocimientos. Desde la etapa fetal, y aproximadamente hasta los 9 años el cerebro humano genera e interconecta miles de millones de neuronas. Según los neurólogos, este proceso de desarrollo alcanza el 80% a los 5 años, finalizándose alrededor de los 8 añosâ€.
Queda claro que los niños tienen una facilidad natural en el manejo de las lenguas, pero cabe anotar que a pesar de esto, se debe respetar el afianzamiento de su lengua materna, es decir, que el niño tenga la capacidad de asociar diferentes palabras con objetos que las representan, para dar inicio a la enseñanza de un segundo idioma.
Investigaciones recientes del Departamento Cognitivo de NeurologÃa de la Universidad de Michigan, revelan que los niños expuestos desde muy temprano a dos lenguas, crecen como si tuviesen dos seres monolingües alojados dentro de su cerebro; y después de un equilibrado afianzamiento de estas, estos niños bilingües tienen ventajas de pensamiento sobre los niños monolingües, lo que quiere decir que el bilingüismo tiene efectos positivos en la inteligencia y en otros aspectos de la vida del niño.
El aprendizaje de dos lenguas a la vez no representa ningún tipo de contaminación lingüÃstica ni retraso en el aprendizaje. Los expertos coinciden al afirmar que es mucho mejor el aprendizaje precoz, es decir, hablar a los niños ambos idiomas desde su nacimiento, pues permite el dominio completo de ambas lenguas, al contrario de lo que sucede si se enseña la segunda lengua a partir de los tres años de edad. Sin embargo, las investigaciones afirman también que, en medios no bilingües, el niño deberÃa afianzar primero su primera lengua para que de este modo no existan a futuro problemas con el proceso de lecto-escritura, ni de confusión entre la lengua materna y el idioma que se está adquiriendo. El niño en un medio no bilingüe podrÃa recibir información básica en un segundo idioma pero su estudio real y fortalecimiento lo realizará a partir de los 5 años y hasta los 8 o 9 años en los cuales se programan los circuitos cerebrales para que sea más fácil aprender nuevos idiomas en un futuro.
Algunas ventajas de un segundo idioma:
- Comunicación. La capacidad de comunicación con personas de distintas nacionalidades cuando viajan o conviven con personas extranjeras. Los niños tienen doble capacidad para leer y escribir en dos idiomas distintos y, por tanto, su conocimiento puede ser más amplio por su mayor acceso a la información global.
- Cultural. El acceso a dos culturas diferentes enriquece la educación del niño (literatura, historia, comportamientos, tradiciones, conversaciones, medios de comunicación, etc).
- Conocimiento. El acceso a la diversidad estimula la capacidad de desarrollo intelectual de un niño bilingüe. Por ello, pueden ser más creativos, más flexibles, y adquirir una mente más abierta al mundo y a los demás.
- Oportunidades de trabajo. Las puertas del mercado de trabajo se abrirán y ofrecerán más oportunidades a las personas que dominen más de un idioma.
Generalmente, los padres de familia sienten ansiedad y preocupación, frente al aprendizaje de lenguas diferentes a la materna y quisieran que desde el primer dÃa el niño llegase hablando a casa. Pero lo real es que el aprendizaje de un idioma, cualquiera que sea, es un proceso y una habilidad que llevará tiempo. Incluso para algunos será un dolor de cabeza. Pero llevado de la mano de los docentes de un programa bien estructurado y un ambiente de Lengua Extranjera (FL), el resultado se verá en menos tiempo del esperado.
Por todo esto debemos aprovechar la necesidad permanente de los niños de crear, explorar, construir y jugar con el lenguaje y debemos hacer del aprendizaje algo natural y espontáneo, libre de presión y ansiedad, lleno de emoción, motivación y diversión.